He estado observando detenidamente mi habitación,
analizándola desde mi silla. (la actitud contemplativa es mucho más reconfortante que ordenar) y he llegado a la conclusión de que su desorden podría ser un reflejo bastante exacto de lo que hay en mi cabeza.
Si alguien pudiera entrar en ella encontraría algo muy parecido: montañas de recuerdos mezclados, cajas llenas de cosas clasificadas, no por fecha o tipo, sino por sensaciones o colores. conocimientos absurdos en cada esquina e ideas apiladas que se hacen viejas a la espera de ser llevadas a cabo.
Pero tendría, sin duda, una sensación acogedora y fresquita, como cuando entras en la casa donde creciste y sólo su olor y la luz de sus ventanas te devuelven de golpe a las mañanas de los sábados viendo oliver y benji (♥benji) con tus hermanos. O a los domingos por la tarde cuando tu madre cocinaba palomitas en esa especie de sartén con papel de aluminio que vendían en el pryca y se oía la música del telecupón.
oh, si.
mi cabeza es un desastre. Probablemente moriré sepultada por una montaña de todas esas cosas que atesoro de forma compulsiva. pero oh! lo que me gusta a mi, mi desastre.
(pics of the Collyer brothers home, when the police found their bodies)
-pop-
No hay comentarios:
Publicar un comentario